lunes, 5 de febrero de 2018

Historia de una Leprosería.


Después de visitar el Faro del Porís, nos acercamos a la leprosería de Abades, la última vez que estuve allí fue en 1990 haciendo maniobras en la MILI, servicio militar obligatorio para los más jóvenes.


Formado por un conjunto de unas 40 edificaciones diseminadas entre el pueblo de Abades y la Punta de Abona, en el municipio de Arico.


En las Islas Canarias debido a su situación tan aislada y lejana, se tenía mucho miedo a la enfermedad de la LEPRA empeorada y por muchos motivos, como la falta de acceso al agua potable, la precariedad alimentaria, la falta de conocimientos médicos y de personal cualificado, etc.


En 1943 el Cabildo de Tenerife, gracias al apoyo económico del Régimen, inició la construcción del Sanatorio de Abades.


En aquellos años la enfermedad ya era curable gracias a la ‘dapsona’ y las deformidades no eran tan atroces como antaño.


Resulta increíble que se invirtiera tantísimo dinero en aquella época en la construcción de una leprosería.
Sobre todo porque la tendencia en el mundo era al cierre de ellas.
Incluso la OMS indicaba que se trataba de una enfermedad muy poco contagiosa.


En este proyecto, se contaría con un hospital, un crematorio, escuelas, edificios administrativos y una iglesia de hormigón con una gran cruz.


El estilo seguido fue el neo-canario y sobre todo, el estilo franquista de posguerra que expresaba la ideología nacional-católica del régimen. Una combinación aterradora.


Como era de prever, el Sanatorio de Abades nunca llegó a recibir a ningún leproso. El éxito de los nuevos tratamientos médicos y el avance en la mentalidad ciudadana, que desaprobaba la reclusión de los enfermos, lo hizo innecesario.


Sin ninguna utilidad alternativa, el Sanatorio de Abades fue deteriorándose lentamente. En el años 70 se usaría de acantonamiento militar para prácticas de tiro de la Falange. Los militares se instalaron en los edificios mejor conservados. Posteriormente la zona fue desmilitarizada pero aún pueden encontrarse restos de alambradas, casquillos y pintadas que hacen referencia a escudos militares.


PASO A MANOS PRIVADAS
En el año 2002 los terrenos se vendieron a un promotor italiano con ganas de hacer negocio con la construcción de un faraónico complejo turístico.


Hoy en día este proyecto, en el que el Ayuntamiento de Arico había invertido la cantidad de 6 millones de euros, está paralizado por la Ley de Moratoria Turística. Tiempo al tiempo que se convierta en otro despropósito turístico.


Por desgracia, en la actualidad se encuentra en un estado de abandono total. Lo que vimos fue gran cantidad de basura, escombros y graffitis con mayor o menor arte.


Suele ser un punto de encuentro para los aficionados al paintball, la fotografía y las aves nocturnas. También cuentan las leyendas populares que se realizan rituales y que hay presencias paranormales, pero eso lo dejamos para investigadores más cualificados.


Es cierto que resulta un lugar de lo más siniestro pero si te gustan los sitios misteriosos no debes dejar de visitarlo.
Y terminamos el día cenando junto al mar en Abades.


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